jueves, 30 de junio de 2011

Pilar Searle; Rescatando la artesanía chilota

Preciosa vista de la Isla de Chiloé, sur de Chile
El arte de la tintorería chilota fue seguramente un oficio de artesanos especialistas y se mantuvo vigente a lo largo de tres siglos de Colonia hasta 1870 que empezó a desaparecer con la aparición de las anilinas químicas. La facilidad, el bajo costo y el poco tiempo empleado en el proceso de teñido comenzaron a  reemplazar a los colores naturales en todas las islas del archipiélago.

Pilar Searle
Pilar Searle (29), arquitecta, se traslada a vivir a Dalcahue  en la isla de Chiloé hace 3 años con su marido. Como buena amante de objetos de arte y artesanía local, descubre al poco andar, el origen de tradiciones ascentrales y el proceso de teñido natural y de tejido a telar que realizan artesanas de familias de campesinos chilotes quienes han guardado en su memoria estas antiguas tradiciones, las que hoy intenta rescatar.



Pilar compartiéndo con artesano local
"Al llegar, ( nos dice Pilar) me di cuenta de  que la maravillosa artesanía que realizan las mujeres chilotas se estaba perdiendo. Sus hijas y nietas prácticamente ya no tejen porque el trabajo que requiere este arte es muy poco valorado. Es por eso que decidí meterme en el tema: aprender de las artesanas, sus procesos, tradiciones y técnicas ancestrales y así ayudarlas valorando su labor y dedicación, a rescatar la artesanía a telar tradicional."
En pleno proceso de esquilar la oveja
"Lo más lindo de este trabajo, es que se realiza en su totalidad a mano y con una dependencia directa de la naturaleza. El proceso comienza en octubre de cada año. Sólo si el clima lo permite, se pueden empezar a esquilar las ovejas. Luego se clasifica la lana, se hila a mano, se lava y se deja secar al aire libre. Para teñir se usan hojas de árboles, raíces, cortezas, flores, frutos, cáscaras, maderas, tierras y hasta un barro negro llamado “Robo” que sólo se da en muy pocos lugares donde hay vertientes dentro de los bosques. Cada zona tiene sus colores característicos según la vegetación que poseen."

Paisaje costero de la isla
"Nuevamente, sólo si el clima acompaña, la artesana puede salir al bosque, las lomas o la pampa, a buscar dichos materiales para teñir. Según el recipiente que se ocupe y las proporciones de las hierbas, varía el color de la lana, es por eso que es muy difícil repetir exacto un color. Además de que la lana, según el grosor, el matiz o la cantidad de grasa que tenga, absorbe de distinta manera el pigmento."

Hilando la lana
 "Si el tiempo está bueno, la lana teñida se seca a la intemperie, de lo contrario hay que hacerlo sobre la cocina a leña. Una vez seca, la lana está lista para tejerse. El proceso del tejido comienza una vez que se urde el telar. Elaborado con maderas de los mismos campos, esta herramienta permite confeccionar los especiales tejidos. Los palos y palillos heredados de sus madres y abuelas, dan cuenta del paso del tiempo y del trabajo labrado."
El tejido en el telar
Pilar realiza una labor en equipo con las artesanas; ella realiza el diseño de los tejidos, selecciona colores y combinaciones de ellos, una vez ya transformadas en telas,  crean en conjunto objetos de decoración acorde a los tiempos de hoy. "Trabajamos en conjunto mezclando las tradiciones con el diseño contemporáneo para poder así, lograr rescatar la artesanía chilota".

Pilar con artesanos de la zona
  

miércoles, 15 de junio de 2011

Tallado en madera

Lago Villarrica, novena región de Chile

Tradición Familiar: La familía Ruíz Bascuñan, cuarta generación de artesanos oriundos del Lago Villarrica. Trabajar con madera de lingue y raulí es para Evaristo Ruiz y sus cinco hermanos una forma de vida, ya que desde niños, y por herencia familiar, han tallado utensilios como fuentes, pocillos, cucharas y morteros. Las formas típicas se han ido modernizando, dando un valor agregado a las piezas que elaboran.

Lo primero que hace uno al estar frente a estas piezas de madera es tomarlas y olerlas, ya que su fino pulido y profundo aroma a bosque sureño, se transforma en una atracción irrenunciable para el tacto, el olfato y la memoria. "En la elaboración de pocillos, uso el tronco en forma transversal al sentido de la veta de la madera, para así aprovechar al máximo el ancho de su grosor". Esta serie de pocillos desarrollados a partir de la forma tradicional del bolo redondo, sirven para guardar frutas, servir alimentos frios o calientes, están pensados para hacer un aporte estético y de belleza en la vida cotidiana.

Evaristo Ruiz Bascuñán, oriundo de Villarrica fue el galardonado en la categoría Tradición 2011, por su prolijidad y limpieza de tallados en maderas. Sorprendido y emocionado recibió su cheque de medio millón de pesos, de la mano del alcalde de la comuna Patricio Kuhn. A pesar que ésta es su primera vez como expositor en la feria, el reconocimiento consagra sus 30 año de carrera. "Nadie es profeta en su tierra dicen, porque en Villarrica nunca he recibido ningún reconocimiento a mi arte", manifestó Ruiz, quien es la cuarta generación de artesanos de su familia.

"El arte corre por mis venas, es mi oficio y mi pasión. Tenía ocho años cuando comenzé a hacer mis primeros productos" nos dice Evaristo de 33 años. Actualmente recorre el país con sus hermanos participando en Ferias Nacionales de Artesanía y dando clases a niños y adultos de tallado en madera."Es muy gratificante para mí transpasar este oficio a otros porque soy artesano hasta los huesos".

martes, 14 de junio de 2011

Joyas de cacho de buey



Tradición Familiar; cuatro generaciones de artesanos de la familía Betancourt
Cuando Claudia y Cristóbal eran niños y recién aprendían a leer solian pasar las vacaciones junto a su abuelo Juan Hernán. Se despertaban en su casa y partian al taller que él tenía ahí mismo. Desde la puerta lo observaban largo rato: a través del polvo que flotaba en el aire veían como el abuelo tomaba grandes cuernos de vaca, los limpiaba, los pulía y finalmente les grababa un nombre. En eso los niños le ayudaban; pasaban un lápiz de cera encima y luego un paño, entonces se leía "Pomaire" o "Valparaíso" en distintos colores.

Hernán Betancourt y sus creaciones

Ya de adolescentes volvieron a seguir de cerca la transformación asombrosa de los cuernos de vaca, esta vez en manos de su padre Hernán, quién convertía el agresivo cacho, en peinetas de diversas formas y tonalidades. Grises, blancos, negros, marrones y hasta azules y verdes, aparecian bajo la lija como por arte de magia. Y los dos hermanos fueron aprendiéndo que este material se podía hacer flexible con calor, estirar y prensar hasta adquirir la forma deseada.

Cacho de buey flexible con calor

La nueva generación: Claudia de 20 años, estudiaba traducción en Valparaíso cuando empezó a hacer aros y llaveros hasta que se entusiasmó y se instaló en Santiago para dedicarse a la orfebreria en cacho; "la idea de hacer joyas surgió desde el  material, de fascinarme con las vetas y los colores y después de a poco ir buscando nuevos soportes: primero cuero y después plata. No tenía ningún referente, estudié con algunos orfebres y el resto fué autodidacta, leyendo harto" (estracto de reportaje de la revista "Paula" 2007).

Claudia Betancourt

Desde hace algunos años, Claudia se asocia con su pareja Nano Pulgar y juntos crean la empresa Walka Studio: una propuesta orientada a desarrollar la innovación, rescatando nuestros materiales tradicionales con un diseño de vanguardia.Elaboran delicadas joyas y piezas únicas que reflejan las formas orgánicas de los materiales usados: cacho de buey, crin, metales preciosos, gemas y lapislázuli. Su trabajo ha sido premiado por la UNESCO en 2008 y 2009 con el Sello a la Excelencia en la Artesanía, a través de piezas hechas de cacho de buey y plata. El cuerno es uno de los materiales icono de la artesanía tradicional y en Chile se encuentra íntimamente ligado a la familia Betancourt.
Nano Pulgar
Walka Estudio